Prometí hablar de "diez finales" pero hay pocas palabras que puedan describir lo que fue todo aquello, lo que fuisteis todos los que estabais -y los que no pudisteis venir pero estabais igual-. Pasamos semanas de vértigo organizando todo, seleccionando con mimo qué iba a cantar cada uno, ensayando con una banda increíble -Rubén, Javi, Will, Antón, Silvia... Nadie cose abrigos para mis canciones como vosotros, queridos-... Y llegó el domingo y todos hicieron de mí un hombre radiante. Pablo e Ivo -siempre cerca, y ya van decenas y decenas de vidas juntos...-; Guadi, que vino desde Galicia para pagar una deuda que tengo de hace años; Nacho... sólo eso, Nacho; Javi -escuchad a Bueno, por favor-, con su torpeza perfecta; Fabián llenando de luz Villaviciosa; Fran haciendo un enorme esfuerzo para salir de su estilo habitual -y ganándonos a todos-; Tec, que me dio el nombre y el corazón; Javier, que nunca canta y cantó como nunca; Rubén, al que ni el catarro impidió recorrer demasiados kilómetros para "vivir de frío"; Miguel, que sólo con una trompeta definió una canción; y Silvia, que lo es todo dentro y fuera del escenario. Mi gratitud más absoluta a todos ellos, mi entregada alabanza.
Sería ofensivo olvidarme de algunas personas que no subieron a cantar pero estaban corrigiendo mis múltiples errores: Sergio en el control, sacando brillo; Ruboh en monitores, haciendo fácil lo difícil; toda la gente de Erson, al lado de la palabra "profesional" en el diccionario, amigos ya; Pablo y Esguil en la Producción, procurando la calma.
Este punto y seguido a mi carrera no lo voy a olvidar nunca. Ahora "Dobleces", como veis, es ya un barco en una botella. Empieza otra partido, nos vemos en la brecha. Seguiremos informando.
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