Andamos con la crisis al hombro -si, en cursiva la leí hace un par de días, como si fuera el título de un libro-, esa suerte de parca que algunos llevamos padeciendo 28 años, otros 26 y otros 30 (hay para todos los gustos, como las hostias). Venimos atados de pies y manos y con las pelotas caniqueando, a golpe de frío, sin saber muy bien si esto es una cuestión de narices o de esperanzas -te llaman porvenir porque no vienes nunca, que decía Angel-. Andamos, digo, pendientes del telediario de las 14:30, a ver si el tal Obama nos salva de la quema o si algún telepredicadordesobremesa nos da una solución fasciculada. Hay que ser ilusos, familiamía. Toda la puta vida estudiando el estadodelbienestar en los libros del colegio para que ahora nos recomienden la educaciónparahacerleunagujeromásalcincho. Y ustedes, ¿qué pasa? ¿no se habían dado cuenta?. Yo tampoco, pero algo olía mal hacia el farwest y no nos preocupaba demasiado. El caso es que hacía sol hace un minuto y ahora vuelve a ser gris el horizonte. Y estoy de mala hostia, de mal huevo, de muy mala leche, hasta los cojones. Estoy, sí, más que harto, de deudas, pamplinas y solucionesdiseñadas. Quemado por el sol que no calienta, rojo por fuera y dentro.
Pero, en fin, todo esto no era más que un vómito temprano. De tanto vivir cargando con piedras uno se acostumbra a la marca del peso. Y parece que hay disco del Moruno a la vista. Y yo tengo canciones horneando. Y hay algún bolo más para la agenda. Y tú vas a venir, blanca y hermosa, a barrerme deltodo las esquinas...
1 comentario:
"Proliferación de la cursiva": un buen títulu pa un llibru.
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