Vistas de página en total
miércoles, 11 de agosto de 2010
Summertime
Decía David Trueba en el libro que todos fuimos eso de que "el verano es una estación en la que nada crece"; y algunas veces me parece que tiene razón. Me parece que el verano es una estación que cambia a medida que nos hacemos mayores. A los 12 años era el tiempo del fútbol a todas horas, de comer y salir corriendo a sortear "a pares o nones" si me tocaría con la eterna promesa -que solía ser el foco de los suspiros de todas-. El horizonte estaba parado en septiembre y nada importaba más que quemar la rodilla parando un penalty.
A los 18 era el fin de una época, el penúltimo verano. Dos meses para disfrutar de un mundo que iba a soltarte la mano, a ponerte una pregunta entre las piernas, a dejarte un poco más solo. Dos meses antes de la vida con mayúsculas. Alrededor de los 24 la vida era algo que les pasaba a los demás, nosotros teníamos las ganas, los medios y toda la ilusión. Nosotros éramos los mejores... Pero llegó octubre y fuimos los mismos de antes, los que buscan. Yo me empeñé en esto de las canciones, otros consiguieron un trabajo fijo en un centro comercial y algunos triunfaron con el concepto de victoria de mi abuela y de mi madre: "sacó una oposición, tiene la vida solucionada" -y yo me pregunto desde cuando el estado soluciona vidas-.
Iba diciendo que, a veces, "el verano es una estación en la que nada crece". Casi nadie responde a los mails, los teléfonos ya no comunican, y todo el mundo está más moreno que tú. El verano a los 29 es un paréntesis de una semana en una piscina donde suena Shakira.
Pero yo no venía a hablar del verano. Yo venía, como siempre, a hablar del amor. Venía a decir que el amor es un autodefinido blanco completado a medias, dos vasos de vino sobre un periódico, una costumbre repentina. El amor a veces es el futuro. Y el futuro, a veces, se llama septiembre. Se llama nueva cuenta de correo electrónico. Se llama Barney Stinson, y a Barney, chicos, los trajes le quedan como un guante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=p9M8S5Beq7s
: )
Aunque yo soy mas del doctor horrible que de barney
Pd - los 29 son una edad un taco de rara... por lo menos los mios lo están siendo...
Tienes razón en lo de cómo va cambiando el verano a medida que pasan los años. Últimamente, mis veranos suelen llevar un ingrediente de melancolía... supongo que porque yo soy la que está, la que se queda, la que envía mails, responde el teléfono, y no va a la playa a ponerse morena, sino a pensar. De amor, mejor no hablo...
Un besooO!
El amor???
Ese color que ya hace no utilizo, lo que sentí alguna vez y no he dicho, las palabras que grité tantas veces en silencio, ese mar en calma que añoro observar. Quizás en septiembre...???
"alrededor de los 24 la vida era algo que les pasaba a los demás..." que gran reflexión flaco... la esencia del verano se va perdiendo con los años. HAY QUE RECUPERAR las noches del pueblo con sabor alcohólico y aroma a menta :)
septiembre, no voy a vendimiar...
No creo que el futuro sea tan predecible como Stinson (que acabará, sin duda, de chándal contándoles a sus churumbeles how he met their mother. Y si no, al tiempo)
A proposito del verano:
http://asombrosochicocinetico.blogspot.com/2010/08/10987654321-ready-or-not-here-i-come.html
(Se me olvido decir, que nunca se me dio bien jugar al futbol... y así no se ganan los mundiales)
Para mi un periodo muerto, tras su funeral me dedicaré a veer las chicas pasar.
He de confesarlo, me has dejado K.O. Si mi naturaleza es cinética es absurdo que me pase la vida esperando. Este fin de semana la busco. Tu has encontrado a la tuya?
Creo que voy a ser el fan nº de tus reflexiones!
Tienes una respuesta en mi blog al comentario que escribiste... :)
Y suscribo: te debo una entrada!!
Publicar un comentario