A las 10:30 de un 12 de mayo en Madrid hace un sol de mentira y el teléfono empieza a sonar. “Se ha muerto Antonio”, dice al otro lado Manolo Tarancón. Hace un sol de mentira en Madrid y yo me acuerdo de la primera vez que me atreví a cantar El sitio de mi recreo. Y de aquel concierto en el Jovellanos contigo. Y me cuesta creer que la vida se acabe tan sin darnos cuenta, tan sin avisar, con tantas prisas. Y me acuerdo de Toni, hace quince días, diciéndome que Antonio estaba mal. Y de que no quise creerle y me engañé diciéndome que sería mentira, que no podía ser, que los genios no mueren.
A las 16:41 de un 12 de mayo en Madrid es de noche aunque sea de día. Empezamos a creerlo. Y claro que nos jode. Pero ya duele menos, porque somos memoria y tenemos canciones para echarle de menos. Porque estamos nosotros para seguir cantando todo lo que aprendimos de aquellos ojos tristes, para diseccionar el cuerpo de una ola.
A la hora más oscura de la tarde en Madrid hace frío y nos faltan abrazos para combatirlo. Nos cuesta sonreír y hay un ambiente de tristeza guardada en las esquinas. El teléfono no para de sonar desde hace horas porque se nos ha escapado un pariente cercano, el autor de la banda sonora de nuestras derrotas. Hace frío, repito, y nos sentimos solos… pero ya más tranquilos. Estará con Enrique, con Risi. Y con Guille. Y con Marga. A medio camino, hablando entrecortado, desordenando un poco la habitación. Esperándonos a todos en el sitio de su recreo. Antonio Vega. La canción.
A.G. (artículo publicado en La voz de Asturias al día siguiente de la muerte de Antonio Vega)
3 comentarios:
Qué bonito texto, tío. Me ha encantado.
Abrazos!
que bonito homenaje!!
Hola Alfredo.
Hace tiempo llegó tu disco a mis manos, y hoy descubrí tu blog.
Me gusta lo que haces.
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