
Quizá sea la última vez... O no, quién sabe. El caso es que voy a cumplir un sueño pequeño. Uno de esos que guardo en la caja de futuribles con letras doradas: este viernes 25 de diciembre -celebración del Solsticio de Invierno- voy a tocar en la sala Galileo Galilei. Será un ratito, unas pocas canciones para abrir el concierto de los encantadores 84.
Tal vez nunca pueda volver a tocar allí, pero os aseguro algo: ya podré caminar un poco más tranquilo.
Os cuento a la vuelta...